Menorca: cuando las piedras ganaron la batalla al viento

Los “paredadores” realizan un trabajo antiguo y valioso. Construyen muros y edificios para proteger al ganado del viento. Piedra sobre piedra, encajando sus formas y dando al paisaje menorquín una fisonomía que le distingue y le confiere personalidad.

La piedra forma parte del paisaje de Menorca. Las paredes secas que delimitan sus campos, las rocas moldeadas por el viento que destacan en sus acantilados, las pequeñas piedras esculpidas por el movimiento del mar.

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Y los menorquines han sacado provecho de esta característica. Han utilizado las piedras para construir, para resguardar del viento los cultivos, para marcar el terreno del ganado, para las batallas,…. Sí, también para el combate.

Hondas y piedras contra los invasores

Presientes peligro, te agachas y coges una piedra. Esta es la primera reacción y se supone que la base del arte de los honderos. Los de Baleares fueron famosos. Historiadores griegos y romanos ya hablaban de sus hazañas. Cuentan que desde niños les acostumbraban a manejar la honda. Que las madres les colocaban la comida en un árbol y tenían que derribarla con un certero disparo de su honda para poder probarla.

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¿Conoces el secreto tras las piedras de Menorca?

Aunque sigue habiendo honderos en la isla, lo que llama la atención en el paisaje isleño es la pared seca. Toda Menorca está fragmentada por este tipo de construcción. Piedras que se encajan, sin ningún elemento que las una, y que forman vistosos muros. ¿Era una manera de dar uso a las piedras que abundaban en el campo e impedían las tareas de labranza?

La pared seca también protege los cultivos de la tramontana, el viento de norte, salado y frío, que acaba quemando las plantas. Algunos visitantes recogen piedras y las amontonan formando bonitas figuras en los caminos y en las playas. Creen que tiene un significado especial pero no saben que así modifican el ecosistema.

¿Cuántos kms. de pared seca encotrarás en Menorca?

Menorca tiene, al menos, 11.119.365 m de pared seca. Algunas están escondidas entre hierbas y arbustos. Si las pusiéramos en línea recta, saliendo desde la Plaza del Borne de Ciutadella y en direcció suroeste, llegaríamos hasta Santiago de Chile.

Para entender el valor de este patrimonio se ha calculado que construir actualmente esta cantidad de pared seca costaría unos 778 millones de euros. Aunque no sabemos quién ni cuándo se puso la primera piedra, las pequeñas murallas de pared seca han determinado el paisaje y la actividad ganadera y agrícola de la isla.

Metódicos artesanos

El oficio de “paredador”, el artesano de la piedra, es antiguo y se sigue realizando con los mismos métodos que antaño. Un trabajo manual, preciso, eligiendo minuciosamente cada piedra para que encajen en su hueco.

Las paredes secas de Menorca tienen algunos detalles especiales como los “saltadores”, una especie de escaleras en el muro que ayudan a pasar al otro lado. O los “pasadores”, pequeños huecos que se realizan en la parte baja de la pared para que pueda pasar el ganado de menor tamaño. O los “pesebres”, cavidades en el muro en las que se coloca comida para los animales.

También algunos edificios para el ganado se construyen con la técnica de la pared seca como las barracas o algunos establos.

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Las piedras de visten de gala

Cubrir la parte superior del muro para hacerla menos rústica o, simplemente pintando de blanco esa zona, la sencilla pared seca se convierte, además, en un motivo ornamental. Ya se utiliza en las separaciones de casas de campo, hoteles rurales y zonas públicas.

La pared seca es patrimonio cultural de Menorca. El oficio de paredador, antiguo y artesano, se transmite entre generaciones que levantan murallas limitando espacios que se integran en el paisaje menorquín. ¿Conoces el secreto de las piedras de Menorca? Las hay de color oscuro como las pizarras o claros como el marés. Rojizas, grises, o blancas, las rocas de Menorca se dejan moldear por el viento y el mar adoptando formas que te sugerirán historias. ¿Vienes a descubrirlas?

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