¿Por qué Menorca ya no usa la blanca roca de marés?

Hablar de Menorca, es hablar de piedras. Esta isla no se entiende sin su paisaje pedregoso, la construcción de muros con las piedras del campo, el arte de trabajar el marés,...

Podríamos mencionar las kilométricas «paredes secas» que parcelan el campo dividiéndolo en un precioso paisaje multicolor o los centenares de «Talaiots» repartidos como hitos por la isla como máximos exponentes de la construcción en piedra pero, ¿de dónde sale la roca?.

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En muchas ocasiones la piedra era recogida del propio suelo, del campo; pero para la construcción de edificaciones se necesitaba de un proceso de extracción. Hoy hablaremos de las canteras de marés.

Una roca de granos de arena

Marés, nombre popular dado a la piedra caliza usada en la construcción de edificaciones en las Baleares.

La construcción en marés ya pasó a la historia, así como la gran mayoría de canteras de extracción, pues esta materia prima no es interminable y llegado a cierto punto la cantera se agota.

Por cuestiones económicas el declive de esta materia prima comenzó con la era del urbanismo turístico, dónde primaban las grandes edificaciones y las prisas por acabar.

Hoy tenemos en Menorca los restos de aquellas «minas», las canteras forman un fascinante paisaje en muchos casos abandonado y desconocido.

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Canteras en los sótanos

La parte sur de la isla, conocida popularmente como «Migjorn de Menorca», es dónde hallamos las canteras y el terreno formado por rocas de marés.

Posiblemente la mayoría de los sótanos de las casas fueron una cantera. Cuando se podía se evitaba el transporte, es por ello que normalmente cualquier casa del campo tiene cerca la zona de extracción.

Esta piedra de dureza variable es porosa y requiere de ser encalada, pues la cal le concederá además de color y limpieza una capa de protección que tanto permite impermeabilizar el exterior como respirar y ventilar la parte interna de la piedra.

Casas blancas que brillan al sol

Las mujeres menorquinas eran conocidas por la costumbre de encalar las fachadas muy a menudo, pues la cal también desinfecta. De ahí que tradicionalmente se le llamara «Fer Dissabte» (“hacer sábado”) a la actividad de encalar la fachada de tu casa.

De entre las canteras de Menorca, Alcaufar tenía la fama de producir excelentes materiales de gran dureza.

En Ciutadella, las canteras del Hostal, gestionadas por Lithica, son una visita obligada que cualquier entusiasta de la geometría, fotografía, paisaje, arquitectura disfrutará de la misma manera que los niños lo harán correteando por sus laberintos, buscando esas formas inverosímiles tomadas por vegetación y árboles frutales, entre jardines y esculturas.
Nadie debería irse de Menorca sin visitar Lithica.

Recomendaciones entre calas y caminos

Pero también pueden combinarse las visitas a las canteras con otros lugares:
Para los senderistas, el camino entre Cala Galdana y Cala Mitjana pasa junto a una cantera; de hecho el Camí de Cavalls pasa junto a varias canteras. O un paseo por la zona del Faro de Cavalleria nos muestra de dónde salió el material para construir el propio faro y sus dependencias.

Para los exploradores, mis dos favoritas: Santa Ponça en Alaior o Binicalsitx en Ferreries, camino a Cala Galdana. En ambos casos un gran espacio negativo, excavado en la tierra formando un oasis de paz, con vegetación y nidos de aves diversas nos muestran un escenario espectacular.

Las huellas en la piedra

Estas canteras nos muestran las marcas en la piedra de la extracción manual, una extracción más antigua que deja una curiosa huella en la pared; junto a los restos de extracción mecánica en dónde es visible la marca de una gran disco cortador a modo de grandes círculos en la roca.

Las dos canteras que he mencionado son accesibles en coche y se camina poco. Para los «culturetas», algunos yacimientos arqueológicos tienen restos de canteras prehistóricas como Son Catlar o Sant Agustí.

Cerca del magnífico yacimiento Talayótico de Cornia Nou están a la vista otras tremendas canteras modernas, en terreno privado y no accesibles. Tuvieron multitud de usos y acabaron siendo uno de los mayores desguaces de la isla. Hoy limpios de vehículos, desde la verja, también impresionan. Todo el entorno cercano al poblado está repleto de pequeñas canteras.

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Piedras que viajaron a África

Para los más «urbanitas», cerca de Mahón las canteras de Robadones se han reconvertido en un museo de barcas, actualmente en proceso de reapertura. O cerca de la Urbanización de Sol del Este (Es Castell) están los restos del Arrabal del Castillo de San Felipe, otra cantera cubierta que forma grandes salas y columnas que miran al puerto de Mahón.

También el bonito paseo que rodea el puerto de Ciutadella, ideal al atardecer, nos deja a la vista las canteras de «Sa Cetària» con vistas al mar y cuyas piedras extraídas acabaron en tierras africanas con la gran migración menorquina del s. XIX.

Quienes disfruten del patrimonio Militar, el Castillo de San Felipe y el Fort Marlborough también fueron grandes zonas de extracción a la vez que posteriormente construcciones.
Las canteras de la isla sirven para entender los núcleos poblacionales, las tradiciones y oficios, además de hacer una buena foto de recuerdo.

Si vienes con tus hijos, disfrutarán recorriendo el laberinto de la cantera del Hostal, en Ciutadella, donde encontrarás alojamientos con actividades para las familias.
Tú y tus amigos no olvidaréis la visita a estas catedrales de la piedra que abundan en Menorca. Es imprescindible traer la cámara de fotos porque os llevaréis unos gratos recuerdos para compartir en algunas de las villas donde podréis disfrutar de buenas vistas y tranquilidad. ¿Preparados para descubrir el increíble mundo de las canteras de Menorca?

Luis Ameller

Menorca Guides

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