El Puerto más Bello del Mundo
Reconozco que el Puerto de Mahón tiene “un no sé qué” que me fascina, y a menudo necesito pasear por él, entrar en sus tiendas, ver regresar a las barquitas, contemplar como los pescadores arreglan las redes, tomarme una copa en alguno de sus bares, alucinar cuando todo se tiñe de naranja al atardecer, soñar despierta con los grandes y lujosos yates de los magnates que visitan Menorca…e irremediablemente me enamoro de él una y otra vez…
Objetivamente, el Puerto de Mahón es el segundo Puerto Natural más grande del mundo (el primero es el de Pearl Harbor en Haway). Tiene 5,5 km de largo, 1.200 m de anchura máxima y unos 20 m de profundidad media. Por su ubicación estratégica en medio del Mediterráneo y sus dimensiones ha sido escenario de desembarcos, batallas, intercambios comerciales y otras mil historias protagonizadas por las potencias marítimas del Mediterráneo como los fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, franceses, ingleses y españoles, que a lo largo de los años han querido conquistar la isla.
El viernes día 4 de julio tuve la suerte de navegar por sus aguas, descubrir sus bellos rincones y aprender más sobre la historia, que nos aporta riqueza, cultura e identidad. Realicé una de las excursiones que ofrece Yellow Catamarans, empresa con una larga experiencia en el sector y que dispone de dos catamaranes especialmente diseñados para navegar por las tranquilas aguas del puerto.
Cuando subí a bordo me recibieron con una gran sonrisa los polivalentes Dani y Elena. Durante la excursión me di cuenta que son mucho más que buenos marineros; son grandes asesores turísticos, atentos camareros y sobretodo se preocupan de que todos los pasajeros disfruten de una agradable experiencia por el Puerto de Mahón.
Gario, el capitán del barco, me explica que fuera del puerto hay olas y que, por seguridad, no podemos salir para ver el fondo marino a través de los cristales de visión submarina que llevan los Catamaranes Amarillos. Y también me indica que si quiero tomar buenas fotos del puerto, debería subir al piso superior. Buen apunte por parte de Gario 😉
Soltamos amarres y nos dirigimos hacia la colársega del puerto para ver la fábrica del Gin Xoriguer, herencia de la dominación británica de la isla. Seguidamente continuamos hacia “s’altra banda”, lugar de recreo de mahoneses y de numerosos famosos. También aquí es donde se crian los mejillones de Menorca.
Llegamos al Cementerio Inglés, en él reposan los restos de marineros no católicos, principalmente americanos, que fallecieron en el Puerto. Curiosamente y a pesar del nombre, solo hay un único británico enterrado en este cementerio.
Enseguida encontramos la Isla Plana o de la Cuarentena, la cual recibe este nombre porque sirvió para aislar a los enfermos contagiosos durante el siglo XVIII. En el siglo XIX, la armada americana la utilizó como base naval.
Seguimos navegando por el puerto, mirando las fabulosas villas, hasta que llegamos al Canal de Sant Jordi o de Alfonso XIII, construido en 1900 para facilitar el acceso por mar a La Mola o fortaleza de Isabel II, la cual se construyó en el siglo XIX para defender la entrada del Puerto. Resultó ser una gran obra de ingeniería que duró muchos años. Hasta los años 70 se utilizó como prisión militar y política.
Una vez pasada la Mola, llegamos a la desembocadura del Puerto. Como bien comentó Gario, sopla el viento y hay olas. Elena y Dani nos indican, a los que estamos en la cubierta de proa que entremos al interior, para que las las olas no nos mojen.
Damos la vuelta y regresamos a puerto por la otra orilla. Enseguida nos encontramos con los restos del Fuerte de San Felipe, construido bajo el mandato de Carlos I en 1554 y ampliado en el siglo XVIII por los ingleses. San Felipe fue un enclave estratégico en la lucha de españoles, ingleses y franceses, para hacerse con el control militar del Mediterráneo.
A mano derecha encontramos la Isla del Lazareto, la cual sirvió de cuarentena durante más de 100 años hasta 1917. Por él pasaron más de 400.000 personas, con enfermedades contagiosas como la fiebre amarilla, el cólera o la peste levantina.
A continuación llegamos al Puerto de pescadores de Es Castell, Cales Fonts. Un pequeño puerto con mucho encanto, en el que encontraremos restaurantes, bares, tiendas de ropa y artesanía.
En Cales Fonts destaca el Restaurante El Trébol, que ofrece una carta especializada en pescado y marisco fresco de Menorca y con una privilegiada ubicación a primera línea de mar.
Dejamos Es Castell y seguimos navegando por este magnífico Puerto. Enseguida encontramos La Isla del Rey. El edificio rojo que la preside es el antiguo hospital militar inglés, pintado en color rojo intenso. Actualmente un grupo de voluntarios lo está reconstruyendo. Dani me cuenta que todos los jueves, de Mayo a Octubre a las 10:30 h., realizan una excursión por el Puerto de Mahón que incluye la visita a la Isla del Rey, y que los domingos a las 8:45 h. también hacen el trayecto hasta la isla. Por lo que me explica Dani, la visita es muy interesante, así que me la apunto a la lista de cosas pendientes! 😉
La herencia de los británicos vuelve a ponerse de manifiesto en nuestra ruta. Esta vez con dos grandes edificaciones de estilo colonial pintadas de rojo, una a cada lado del Puerto. A mano derecha vemos la Finca de Sant Antoni, la mansión dónde según la leyenda, se alojó el almirante Lord Nelson. A la izquierda, la Casa del almirante Collingwood, que hoy en día es el bonito Hotel del Almirante.
De repente vemos pasar una curiosa barca esférica con un gran toldo naranja. «Qué embarcación más curiosa», comenta la pareja sentada a mi lado. Les explico que es el Nautic Lounge Restaurant, un novedoso concepto de restaurante flotante con capacidad para 8 personas y con una barbacoa central. Les encanta la idea de poder comer o cenar en alguno de los rincones del Puerto que hemos descubierto en la excursión.
Estamos llegando al embarcadero…qué rápido se me ha pasado la excursión! Hecho un último vistazo y veo cómo Mahón se levanta mirando hacia el Puerto. Qué suerte tengo de vivir aquí!, pienso… Miro a la gente y veo caras de satisfacción. Estoy convencida que tanto niños como adultos han pasado un rato agradable. Unos pasajeros se hacen fotos con la tripulación. Son clientes repetidores, me aclaran. Lo entiendo…Yo tampoco me canso nunca de admirar el Puerto de Mahón.
Me despido de Gario, Elena y Dani y pongo los pies en la tierra con una única idea: El Puerto de Mahón será el segundo Puerto más grande, pero sin duda es el más bello del Mundo!