Al sur de Menorca: 5 calas vírgenes de aguas transparentes que te atraparán
Nosotros soñábamos con calas vírgenes, aguas claras de intenso color azul, caminar por la arena, tomar el sol, nadar entre peces,.... ¿El Caribe? No. Decidimos visitar Menorca en primavera.
Ya habíamos oído hablar de las playas vírgenes de Menorca y nos habían recomendado conocer la isla. Cuando se lo propuse a mis amigos, María nos habló de Cala Macarella y cerró los ojos: “Sí, yo quiero volver”, nos dijo. Vale, ya estaba decidido el destino de nuestras vacaciones. Ella nos guiaría.
El primer día, en el hotel, mirando al mar y disfrutando de un buen desayuno acordamos iniciar la aventura descubriendo las calas del sur de la isla.
1.- Cala Macarella. Cerca de Ciutadella, rodeada de vegetación y de blancos acantilados con algunas cuevas prehistóricas. Llegamos a un aparcamiento público y desde allí caminamos unos 10 minutos hasta la playa. María iba delante y nos invitaba a apresurarnos para conocer, según ella, “el lugar más bonito del mundo”.
Y lo es, arena fina y clara y un agua transparente que hizo que nos diéramos un baño nada más llegar.
Tumbados en la arena con los cuerpos mojados secándose al sol, María nos contó que esta Cala tiene una hermana pequeña, Macarelleta, “y en cuanto os sequéis, nos vamos”.
Por un camino entre las rocas, bordeado por una pasarela de madera, llegamos a Macarelleta, una pequeña cala virgen, escondida entre árboles que nos saludó con el reflejo del sol en el mar.
2.- Cala Turqueta. Tiene las aguas más azules que habíamos visto nunca. De color turquesa brillante. Una pequeña playa de arena clara y limpia entre acantilados de los que brota la vegetación culminando la sinfonía de colores de este paisaje. Parece un cuadro. El mar nos atrae, sobre todo porque hemos caminado 10 minutos desde el aparcamiento y hoy hace un día espléndido. Sol, calor, y un increíble mar azul. ¿Qué más podemos pedir? Pasamos una tarde muy divertida.
3.- Cala Mitjana en el segundo día de nuestras vacaciones. Muy cerca de Ferreries, con aparcamiento cercano y con un pequeño bosque que ofrece una cautivadora sombra. La arena suave y fina de colores claros se nos enreda en los pies. Aquí hemos encontrado un par de grupos de personas haciendo snorkel. Se ven muchos peces en el mar, sobre todo cerca de las rocas.
¡Y esta playa también tiene sorpresa!: su hermana Cala Mitjaneta, al oeste, una cala que parece de juguete. ¡Bellísima!
Los primeros días no habíamos caminado mucho pero el tercer día, Pedro, aficionado a la cartografía, nos había preparado un excursión. Dijo que era una sorpresa, que el recepcionista del hotel le había asegurado que merecía la pena. Nos pusimos en marcha hacia la urbanización Santo Tomás del municipio de Es Migjorn Gran.
4.- Binigaus fue la primera parada. Paseamos por la playa, larga y estrecha, nadamos hasta un peñón que se alza en el mar no muy lejos de la orilla y descansamos un rato antes de coger el Camí de Cavalls para dirigirnos, entre el verde campo lleno de flores amarillas, y las paredes de piedra, hasta una pequeña y aislada cala.
5.- En Cala Escorxada no había nadie, toda para nosotros solos. Nos imaginamos que estamos perdidos en una isla desierta y lo que haríamos para pedir auxilio y que nos ayuden a salir de allí. ¡Pero ninguno quería que nos encontraran!. Nos hubiésemos quedado a vivir allí, en plena naturaleza y con un mar tan transparente que, aunque el agua nos cubría hasta el cuello, podíamos vernos los dedos de los pies con mucha claridad.
Nos costó salir de este pequeño paraíso pero el sol comenzaba a esconderse y queríamos ver el espectáculo desde Binigaus ya de vuelta al hotel.
¿Porqué no invitas a tus amigos a visitar las mejores playas vírgenes del Mediterráneo? Es un viaje que disfrutaréis en buena compañía y veréis un paisaje que siempre recordaréis. Bucear en las aguas claras de estas calas es un placer, nadar junto a los peces que se acercan, ver los fondos arenosos y limpios,…. ¿Estás preparando un viaje para esta primavera? Menorca es una excelente opción.